El hombre como consumidor de placer
deas y expresiones como: “la casada es mi mujer”, “a quién le dan pan que llore”, “la carne es débil”, “eso le pasa por mostrona” y otras de este tipo, refuerzan patrones de pensamiento que justifican comportamientos irracionales y mantienen un desequilibrio permanente en las relaciones; por ello, hay que evitarlas a toda costa.
Recuerda: ¡usar el cuerpo femenino para anunciar bienes o servicios, es una forma de discriminar y manipular!