Vivir mejor
Como punto de partida es importante reconocer y admitir que subsisten inequidades y desigualdades entre hombres y mujeres. Se encuentran barreras impuestas por la división sexual del trabajo; la asignación de roles; creencias culturales sobre qué es un hombre y qué es una mujer; la separación entre ámbito público y privado; la asignación inequitativa de tareas en el hogar; la falta de movilidad social y otras situaciones no superadas, que van en perjuicio de la mujer, aunque creamos falsamente que todo eso ya está superado y es parte del pasado.
